Ante vivencias incómodas o dolorosas el ego entiende que sólo puede hacer dos cosas: huir o morir. Para el cerebro arcaico no hay diferencia entre huir de un tigre o de una discusión con un jefe o de una mala relación. La evasión es entonces la respuesta lógica del ego ante algo que le asusta, hiere o disgusta.
Estar en el presente nos es trabajoso, y con la huida aprendemos que adonde vayamos encontraremos situaciones y personas diferentes que están destinados a recrear la experiencia de la que estamos huyendo. ¿Por qué? Porque esa experiencia está allí para algo. Pero dice Eckhart Tolle que aquello que necesitamos para evolucionar es lo que nos pasa en este preciso momento. Estar en el Presente es aceptar lo que Es sin resistirlo, es renunciar a tener razón y dejar ir la carga.
Entonces dejamos de huir, porque de lo contrario eso que está ahí pinchando nos perseguirá como en las pesadillas recurrentes.
"No tuve dónde esconderme del trueno, así que ya no le temo."
Gengis Kahn
Durante años solía tener una misma pesadilla, estaba en un lugar distinto en todas las oportunidades, pero el hecho se repetía: de repente aparecía una ola gigante, alta como los edificios, que avanzaba sobre todo el lugar y se lo iba tragando todo mientras todo el mundo a mí alrededor gritaba y corría. Siempre le tuve miedo al agua, y en estos sueños ese miedo se retroalimentaba. Yo corría para evitar que la ola me alcanzara, la desesperación era tremenda; a veces corría sola, otras iba buscando a algún ser querido; el hecho es que siempre me despertaba en medio de esa situación. Entonces en una oportunidad el sueño empezó como siempre: veía venir la ola y yo corría, pero de repente comprendo que la ola iba a alcanzarme de todos modos, era muy veloz, no tenía sentido huir. Algo más fuerte que el miedo me hizo detener. Recuerdo que en ese sueño estaba con mi familia, dejamos de correr y nos abrazamos esperando el impacto, y lo que ocurrió a continuación fue increíble: la ola había desaparecido sin hacer ruido siquiera. De repente el escenario era soleado, estábamos en una playa junto a un mar calmo y se oía el sonido de gaviotas.
Entendí por fin el mensaje que me traían esas pesadillas, que me hablaba de asimilar sin temor y sin culpa los cambios profundos que estaba viviendo en mi forma de ver la vida (las grandes olas), mi orientación religiosa, mi enfoque laboral hacia una visión más holística, de cómo esto podía afectar mi vida familiar, el miedo de perder afectos, etc... El mensaje del sueño tenía que ver con la aceptación, y me sentí abrazada, liviana, agradecida... Después de ese sueño no volví a soñar con olas gigantes.
"El miedo es la reacción natural al acercarse a la verdad."
Pema Chödron