El diamante es el cristal más puro y también el más fuerte y cortante. Y su pureza no va en detrimento de su fortaleza. Puro no es blando, sino lo más fuerte. El diamante enseña que abrir el corazón no debilita, sino que fortalece.
Desde la Luz se perciben mejor las polaridades. La Luz está ahí, detrás de todos los miedos. Practica con Ella la Compasión, el Amor, el Desapego.
La Compasión es una herramienta de la Luz cuando no puedes 'hacerte-uno' con los otros.
En el mundo dual, la Compasión es una herramienta del Amor, porque hay Amor incluso detrás del enojo que separa.
No hagas juicios sobre las almas buenas que aun pugnan por brillar.
La Luz pone en evidencia a la Sombra. La incomodidad contigo mismo es un rasgo de la iluminación hasta que aprendes a amar todas tus partes y hacer las paces con tu mundo. Eso es la Aceptación.
Ser puro como el diamante es ser honesto en tu corazón, es el camino de la sanación.