"Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar".
Diogenes de Sinope
"Tenemos dos ojos y una boca para escuchar más y hablar menos", "A buen entendedor pocas palabras bastan", "Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras".. Estas frases nos recuerdan el valor de la prudencia, de saber callar, empequeñeciendo de alguna manera el valor de la palabra; pero es cuando se valora la palabra en toda su ley, cuando se aprecian mucho más los silencios.
La palabra tiene Fuerza, puede golpearse y herirse con ella. Trae sanación, tal como lo atestiguan los curadores "de palabra" que han existido siempre, o las sesiones de Registros Akáshicos, o una lectura de Tarot cuando es aplicada para esos fines, éstos son espacios colmados de palabras. La palabra tiene Espíritu, no llega sola jamás, y cuando ese Espíritu habla nos silenciamos, nos volvemos humildes. Con la palabra viene una responsabilidad. La palabra es Poder.